La Salud Mental, el verdadero reto del mundo moderno


Hablemos de la salud mental sin miedo, con la misma naturalidad con la que hablamos de un resfriado o de un dolor de cabeza.

 


La salud mental es un componente fundamental del bienestar general de cualquier persona. Sin embargo, su importancia ha sido subestimada durante mucho tiempo. A raíz de la pandemia de COVID-19, la sociedad en su conjunto ha experimentado cambios profundos en su manera de vivir. La pandemia nos obligó a vivir en aislamiento durante meses, rompiendo con las rutinas diarias que daban estabilidad y estructura a nuestras vidas. Este cambio abrupto generó un aumento significativo en los niveles de ansiedad, estrés y depresión. La transición hacia el trabajo remoto y la educación en línea afectó a millones de personas, generando un sentido de desconexión social y desgaste emocional.

Aunado a lo anterior, las redes sociales se han convertido en una parte integral de la vida de muchos y particularmente de los adolescentes, lo cual tiene tanto aspectos positivos como negativos. Mientras que pueden facilitar la conexión y el acceso a información, también pueden ser fuente de presión social, comparaciones y ciberacoso. El cambio climático, la incertidumbre económica y la constante exposición a noticias negativas generan un estado de ansiedad y preocupación constante que se aprecia más en los jóvenes. La búsqueda de la identidad es fundamental en esta etapa y los adolescentes pueden experimentar conflictos internos que se ven exacerbados por los ideales poco realistas promovidos en el entorno digital.

Es fundamental crear espacios donde las personas puedan expresar sus emociones sin miedo al juicio. El simple hecho de sentirse escuchado puede ser un gran alivio para aquellos que enfrentan problemas emocionales. Incluir la meditación, la actividad física, una alimentación saludable y la desconexión digital como parte de la rutina diaria puede ayudar a mejorar el bienestar emocional. La construcción de comunidades que se apoyen entre sí es crucial para el bienestar colectivo. Esto incluye desde grupos de apoyo locales hasta iniciativas en redes sociales que promuevan el cuidado de la salud mental. Incluir la educación emocional en las escuelas puede ayudar a que las personas aprendan desde una edad temprana a gestionar sus emociones y a enfrentar los desafíos de la vida.

Es necesario continuar desmitificando los trastornos mentales y educando a la sociedad sobre la importancia de buscar ayuda cuando se necesita. Esto debe ser un esfuerzo conjunto entre gobiernos, medios de comunicación y la sociedad civil. La salud física y la salud mental son dos caras de la misma moneda.

En este Día Mundial de la Salud Mental (10 de octubre), hago un llamado a todos para recordar la importancia de atender nuestra mente y nuestras emociones con el mismo cuidado con el que atendemos nuestra salud física. Hablemos de la salud mental sin miedo, con la misma naturalidad con la que hablamos de un resfriado o de un dolor de cabeza. Escuchemos a quienes nos rodean con empatía y sin juzgar, ofreciéndoles un hombro sobre el cual apoyarse. Cuidar de nuestra salud mental no debe ser solo una preocupación cuando enfrentamos una crisis. Existen pequeñas acciones que podemos integrar en nuestra vida diaria para mantenernos emocionalmente equilibrados: Dedicar tiempo a conversar y compartir con la familia y los amigos puede brindarnos el apoyo emocional que necesitamos, agradecer las pequeñas cosas de la vida nos ayuda a enfocarnos en lo positivo, incluso en los momentos más difíciles. Decir "no" cuando es necesario y respetar nuestro tiempo de descanso es esencial para evitar el agotamiento emocional y lo más importante, buscar ayuda profesional cuando sea necesario. Si sientes que la tristeza, la ansiedad o el estrés están afectando tu vida diaria, acudir a un psicólogo o psiquiatra puede ser de gran ayuda. No estás solo; hay profesionales dispuestos a acompañarte en tu proceso de sanación.

El bienestar emocional es una responsabilidad compartida. No se trata solo de quienes enfrentan un trastorno mental, sino de cada uno de nosotros. Al cuidar nuestra salud mental y apoyar a quienes nos rodean, podemos construir una sociedad más compasiva, resiliente y saludable. Es un proceso continuo, que requiere paciencia y esfuerzo, pero que promete una vida más plena y en armonía con nosotros mismos y con los demás.



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